jueves, 12 de septiembre de 2019

VECINOS DE TLANALAPAN PIDEN FRENAR CONTAMINACIÓN DE QUESERÍAS DE LA COMUNIDAD VECINIA DE TLACOTEPEC


San Martín Texmelucan, Pue. Queserías de la localidad de Tlacotepec del municipio de El Verde, arrojan  sus desechos  al río y barranca Santa Elena, que cruza por la comunidad de San Rafael Tlanalapan, generando olores fétidos y contaminación, por lo que vecinos solicitan la intervención del estado y federación para evitar que siga creciendo el problema  en la zona.
Es a través de las redes sociales, que  ciudadanos de Tlanalapan  denuncian; “Solicitó su apoyo para hacer llegar y pedir a las autoridades competentes su apoyo, para rescatar una zona de Flora y Fauna que está siendo contaminada y dañada con desechos de queserías que se ubican en la vecina comunidad de Tlacotepec, las cuales desechan el suero a una barranca seca que recorre más de 2 kilómetros hasta llegar a la barranca y rio Santa Elena que cruza por San Rafael hasta llegar al río Atoyac.
Denuncia que se suma a la hecha por labriegos del municipio de El Verde, a finales del mes de Julio en algunos medios informativos, donde señalan que queserias de Tlacotepec desechan el suero a la barranca seca que atraviesa por la localidad, el agua desechada contiene sales y azufre que genera malos olores y otras afectaciones de salud pública, incluso animales que han llegado a tomar de este líquido sean intoxicado, pero lo preocupante es que el agua que pasaba antes de ser contaminada era utilizada para el riego de cultivo, pero ahora ya no lo hacen porque seca la cosecha.
Así como a la denuncia hecha en el mes de mayo, por el Presidente Auxiliar de Tlanalapan, José Ramírez García, quien manifestó que la contaminación que se vive a lo largo de 5 kilómetros que tiene la barranca y rio Santa Elena, que va desde la zona  del campo deportivo “Las Joyas” hasta la zona de “Los encuentros”, que es donde se une el agua del río La Virgen para convertirse en el río Atoyac, viene de comunidades del municipio de El Verde, donde hay queserías, textileras y drenajes que vierten sus aguas.
Por: Ascención Benítez Sánchez.

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