San
Martín Texmelucan, Pue. A pesar de la crisis económica, habitantes
de la junta auxiliar de San Rafael Tlanalapan disfrutaron las tradicionales
posadas que se realizan diariamente a
partir del 15 al 23 de Diciembre, donde de acuerdo al extinto Cronista Auxiliar
Benito Benítez Cruz, son 500 posadas que se organizan al día y las familias que
reciben a los peregrinos gasta de 400 a 800 pesos para dar colación a los
asistentes.
En sus
textos, el extinto Benito Benítez Cruz, detalló
que si diariamente se realizan alrededor de 500 posadas, durante los 9
días en que duran las festividades, son 4 mil 500 familias las que reciben a
los peregrinos, y cada familia que la recibe en su hogar gasta de 400 a 800
pesos, dependiendo si da dulces, botana, fruta, tamales, tostadas, galletas,
pastelitos, café o té, entre otras cosas.
Indicó que
se tiene de conocimiento que las posadas se realizan en la comunidad de San
Rafael Tlanalapan desde 1900, donde obviamente era una o dos, pero con el paso
del tiempo estas se han ido incrementando, prueba de ello, que la tradición de
esta ha pasado más allá de la comunidad, pues en la actualidad en una posada
llegan a concentrarse de 100 hasta 300 personas.
Subrayó
que a las posadas ya no solo acuden las personas del pueblo, sino llegan a la
comunidad gente de las poblaciones aledañas, como San Cristóbal Tepatlaxco,
Santa Catarina Hueyatzacoalco y colonias de San Martín Texmelucan, así como de
San Lucas el Grande, San Simón Atzizintla y Tlacotepec del municipio de El
Verde, de ahí la importancia que tienen ya la organización de las posadas en
Tlanalapan.
Finalmente
en sus apuntes, el extinto Cronista de Tlanalapan agregó que antes de que se
realicen las posadas en el pueblo, la primera que se lleva acabo diariamente,
es la de la parroquia de San Rafael Arcángel, que se efectúa a partir de las 7
de la noche, con el rosario y el pedimento de posada con los peregrinos, donde se
llegan a concentrar alrededor de 500 personas y corresponde al mayordomo de la
posada otorgar su colación a los asistentes.
Por: Ascención
Benítez Sánchez.
